A continuación reproducimos esta entrevista realizadada por Miguel Ángel Gómez en la revista Influencers.
El número 1 de la plaza de la Lealtad corresponde a un edificio de estilo neoclásico que alberga el Palacio de la Bolsa de Madrid. Tras atravesar el Salón de los Pasos Perdidos, que se encuentra presidido por su famoso caduceo –símbolo griego con dos serpientes que representan la oferta y la demanda; un palo, que representa la mediación, y dos alas, que simbolizan la velocidad en la toma de decisiones–, se accede a su parqué, en cuyo centro se encuentra la emblemática columna que acoge un reloj accionado gracias a una maquinaria importada de Estrasburgo.
El silencio que acompaña nuestra sesión fotográfica contrasta con el bullicio que caracterizaba aquellas negociaciones realizadas a viva voz sobre el parqué de la bolsa. Un sistema de negociación tradicional, denominado mercado de corros, que fue desapareciendo con la introducción del sistema de contratación electrónico, hasta que dejó de operar definitivamente en 2009.
Nuestro protagonista encuentra su hábitat en un entorno como este. A Juan González Herrero (Asturias, 1979) le apasionan los retos. En menos de una década ha creado un conglomerado de empresas con filiales en Europa, América y Asia, dando empleo a cientos de personas. Fundó, partiendo de una sociedad bróker de seguros, el primer neobanco íntegramente nacional autorizado por el Banco de España que utiliza capitales propios procedentes de su cuenta de resultados en la intermediación de riesgos, para dotar a las familias y empresas españolas de una vía de liquidez hipotecaria y de consumo adicional a la banca tradicional. Esta empresa ha sido premiada durante tres años por el Financial Times como una de las de más rápido crecimiento en el continente europeo.
Durante el confinamiento de 2020 fue capaz de lanzar la única sicav regulada por la CNMV que cotiza en la Bolsa BME Growth (Blacksmith Capital) que ese atípico año salió a cotizar en bolsa y cuyos rendimientos le permitieron destinar el importe equivalente de sus beneficios para ayudar a la Sanidad en la lucha contra la pandemia.
Ha creado el bufete jurídico especialista en materias financieras Olsen & Lancaster Partners, habiendo sido galardonado en los Lawyer European Awards 2021 celebrados en París.
Toda esta trayectoria bancaria, empresarial y directiva le ha supuesto, a su vez, la obtención del Premio Líderes Europeos de Economía y Competitividad, así como la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por su labor en EE.UU., entre otros importantes reconocimientos.
UNA CARRERA FULGURANTE
Juan nació en Mieres a los pocos meses de que fuera aprobada nuestra Constitución, una villa minera de gente muy noble y trabajadora, con grandes principios y que sabe valorar las cosas verdaderamente importantes. Tuvo una infancia tranquila, con pocas preocupaciones salvo las propias de estudiar y ayudar en casa. “Todo eso es un bagaje impagable que le debo a mi familia y a mi tierra. Siempre he tenido una clara admiración por mi padre que nunca he ocultado. Me parece un hombre con unos principios impecables, y esa estabilidad a mí me ha servido muchísimo para forjar el carácter que hoy en día creo que tengo para poder afrontar muchas cosas desde una perspectiva serena y teniendo claro que hay valores y principios inmutables cuando las cosas no van tan bien como nos gustaría”, afirma Juan, y añade: “Mi madre es el contrapunto. Una mujer que es todo corazón, muy buena y cariñosa. Entre los dos se compenetran
muy bien”.
Si le preguntan sobre qué otras personas han sido influyentes para él, lo tiene claro: “Mi abuelo materno, Luis Herrero. Pero también los maestros de escuela que tuve, que eran unos segundos padres y tenían unos valores y unos principios ejemplares. Me refiero en mi caso a don José Antonio, maestro que yo tuve en la escuela y, en el instituto, a don Martiniano Peña”.
Durante sus primeros años, y debido al trabajo de su padre en Telefónica, se tuvieron que desplazar a Inca (Mallorca). Tres años después volverían a tierras asturianas, en concreto a Piedras Blancas (al lado de Avilés). Allí fue donde empezó a estudiar, hasta que se fue a Oviedo para cursar en la universidad la licenciatura en Economía.
Como sucede en muchas ocasiones, se vio obligado a compatibilizar su máster en Administración y Dirección de Empresas con sus dos primeros trabajos. El primero fue de profesor de estudiantes universitarios en una importante academia de la comarca de Avilés; a continuación haría su primera incursión en el mundo de los seguros, en Santa Lucía, como asesor financiero especializado en previsión social complementaria. Una experiencia que resultaría determinante en su carrera profesional.
De Santa Lucía pasó a la centenaria España S.A., Compañía Nacional de Seguros, para ejercer como director regional en Asturias. Tenía solo 23 años.
Quizá uno de los hitos en la carrera profesional de Juan González Herrero se produjo cuando, en junio de 2007, empezó a trabajar en el Banco Santander como director territorial de seguros y pensiones en Galicia. “Una gran casa que hoy sigo considerando como mía. Era una época fascinante porque se estaba ultimando la fusión con el Central Hispano. Noté mucha diferencia entre el mundo del seguro y el de la banca, porque en el primero el análisis se hacía más profesional y frío a la hora de decidir qué producto le podría encajar a cada tipo de cliente, mientras que en la perspectiva bancaria se atendía más a trasladar las bondades del banco y sus productos, sin atender tanto a si el cliente necesitaba en ese momento ese producto o si necesitaba otra cosa”, explica.
Eso que tanto se le ha criticado a los bancos…
Sí, pero aunque esta crítica tiene sus motivos, hay que distinguir mucho lo que fueron en su día las cajas de ahorros de lo que es la banca. Las primeras tenían una finalidad mucho más política, mientras que en los grandes bancos hay un accionariado que lo que pretende es que los directivos y profesionales de esa entidad trabajen bien para darle un buen servicio al cliente y que el valor de la acción y de la inversión de ese banco crezca. En las cajas de ahorros quizás había un criterio más político que económico y eso derivó a que, a partir de la crisis de 2008, desaparecieran. Creo que es importante hacer esta diferenciación porque no es justo medir a todos por el mismo rasero.
¿Cómo recuerda su etapa en este banco, precisamente, durante aquella otra gran crisis?
Allí estuve seis años y, durante ese tiempo, pasó de todo. Cuando me incorporé estábamos en la traca final de la burbuja inmobiliaria, y lo hago para completar el proceso de fusión Santander-Central Hispano en el ámbito que me competía. Esta etapa duró alrededor de un año, pero a la vuelta del verano de 2008 todo estalla: Lehman Brothers, las subprime, etc. Tengo que decir que, gracias a don Emilio Botín, que en paz descanse, nadie perdió el rumbo y tuvimos muy claro que el servicio al cliente era lo primero.
Yo he escuchado de don Emilio cosas que me hacen sentirme orgulloso de haber trabajado para él en aquella época tan importante, en la que nunca se perdió el foco de que el servicio al cliente era lo primero. Te cuento una anécdota: tuvimos una reunión durísima en Santiago de Compostela con don Emilio Botín y con el que, por aquel entonces, era el director general del Banco Santander en España, don Enrique García Candelas. Don Emilio pidió una lista con nombres y apellidos de aquellas personas de la territorial de Galicia que iban a perder su casa para que contactásemos con ellos y les pusiéramos las cosas fáciles. “Porque es ahora, cuando más lo necesitan, cuando el banco tiene que estar a su lado”, nos dijo. Gracias a eso, mucha gente no fue desahuciada entonces. No ocurrió lo mismo en otras entidades.
Fue una época extremadamente complicada, recuerdo que el interbancario estuvo cerrado durante una semana. Es muy difícil trasladar al público la gravedad del momento que vivimos: estuvimos a un tris de que los cajeros automáticos dejaran de echar dinero, para entendernos.
¿Pudimos tener un corralito?
De hecho, lo hubo, aunque se adornó aquí de una manera muy suave. Pero tuvimos suerte de que también se realizó una muy buena gestión tanto por parte del Banco Central Europeo como por parte de la Reserva Federal estadounidense, con una inyección brutal de liquidez.
Aquellos años también teníamos la suerte de tener grandísimos gestores al frente de las grandes entidades del país, y yo de poder aprender de ellos. Si hay una persona destacada en mi formación profesional es don Emilio Botín.
¿Por qué constituyó Herrero Brigantina en El Bierzo (León)?
Fue una casualidad. Además de que mis hijas nacieron allí, conocí a mi esposa, Kelly, en Ponferrada, donde contrajimos matrimonio. Y lo iniciamos allí unos excompañeros del Santander y yo. El gentilicio Brigantina hace referencia al Farum Brigantium, el faro de la Torre de Hércules en La Coruña, como guiño a los orígenes intelectuales del proyecto. Y fue una suerte empezar en El Bierzo porque, aunque no sea muy conocido, tiene una enorme tradición financiera desde hace muchísimo tiempo. Banco Herrero, que fue absorbido por Banco Sabadell en su día, nació de bercianos de Villafranca del Bierzo.
Muchos no saben que El Bierzo es una tierra de emprendedores, de gente muy acostumbrada a trabajar y a salir adelante con sus propios esfuerzos.
Usted que conoce a fondo la geografía española, ¿cuál es su opinión de la ‘España vaciada’?
Hay un serio riesgo de desestructuración del país porque tenemos extensísimas zonas muy despobladas y, los que allí quedan, son gente mayor. La concentración que hay en las grandes ciudades y en la costa desde la industrialización española de los años 60 está provocando un grave problema de cohesión que exige una solución tajante y rápida por la problemática que implica cuidar de unas personas que, no olvidemos, fueron los que hicieron que el país esté donde está hoy. Hay una deuda generacional y moral con ellos impagable y no podemos tener en cuenta el criterio de la rentabilidad para que puedan acceder a los servicios que necesitan. Han estado toda la vida trabajando para que se les atienda ahora.
Creo que sería muy triste subirnos al tren del futuro dejándonos las maletas de nuestro pasado en el andén.
Importantes dirigentes empresariales han afirmado en más de una ocasión que sería muy positivo que España y Portugal se unificaran en un único país, que podríamos denominar Iberia. Esto, ¿cómo lo ve?
Sería la mejor noticia que podríamos recibir en muchísimo tiempo, pero es importante que se entienda en España que el país sería Iberia, y no que Portugal pasase a formar parte de España, que es lo que a ellos les produce mayor rechazo. Pero creo que cambiarían muchas cosas a nivel mundial si Iberia terminase de fraguar. Seríamos un polo de atracción sobre amplísimas regiones del mundo, aunque creo que tendríamos enemigos en nuestra propia casa, y me refiero con ello a la Unión Europea. Muchas grandes potencias europeas verían peligrar su estatus
preponderante si esa realidad se produjese.
¿Usted que ha emprendido varias veces, cree que este país es propicio para ello?
Sí. España lleva siglos emprendiendo. Somos emprendedores por naturaleza, aunque pudiera parecer lo contrario.
¿Por qué cree que en un país relativamente tan pequeño en población y extensión como España hay profesionales con éxito mundial en diferentes ámbitos?
Yo creo que tenemos una base muy sólida y cimentada desde hace muchísimo tiempo. España es la nación más antigua de Europa y cuando se tiene ese acervo cultural de siglos en el que pasan épocas históricas y ves que hay unas constantes que se mantienen –e incluso, se mejoran–, entonces entiendes muchas cosas. Un país como este, que ha sido siempre vanguardista y ejemplar, es lógico que aun siendo pequeño en extensión y en población, sea líder en muchísimos ámbitos. Ahora tenemos una generación de nuevos líderes en España que es muy esperanzadora.
¿Qué les diría a los jóvenes que no encuentran empleo al finalizar sus estudios y ven el emprendimiento como su única salida?
Que no es la única salida posible, pero sí es la mejor salida. Que no confundan la causa con el efecto: no necesitas que nadie te emplee, empléate tú. Sé que es difícil, pero el emprendimiento es el colofón de la carrera profesional, no la última salida cuando no hay otras opciones.
Una persona a la que tengo especial cariño me dijo, cuando yo iba a emprender este proyecto, que tuviera cuidado con los ‘traidores’. Seguro que sabe a lo que se refería…
Ya lo creo. Cuando inicias un proyecto no te ayuda nadie, es más, te ponen piedras en el camino. Pero luego, cuando va bien, todo el mundo quiere subirse al carro. Hay un dicho que reza: “Ten cuidado a quién subes a tu barco porque va a haber gente que va a querer hundirlo por el mero hecho de que ellos no pueden ser el capitán”. Esto yo lo he vivido en carne propia.
¿Ha tenido que bregar mucho con comités de empresa y con sindicatos?
Sí, y es durísimo. Sé que lo que te voy a decir me va a granjear muchos enemigos, pero a estas alturas de la película yo no estoy para bailarle la conga a nadie. Los logros sindicales son una de las grandes conquistas de la democracia española. Muchas personas han dejado su vida por el camino durante épocas muy complicadas para poder disfrutar de unas libertades y unos derechos laborales que son inapelables. Creo que tiene que haber representación sindical y movimiento obrero, al igual que acción patronal, y que el camino correcto es la senda del diálogo y del consenso entre ambas partes.
Dicho lo cual, he de decir que es una auténtica vergüenza que los logros por los que se ha dejado la vida muchísima gente durante décadas estén siendo corrompidos y manipulados por un grupo de personas sin escrúpulos que hacen de la lucha obrera y de la representación del trabajador un modo de vida que para nada tiene en cuenta las necesidades de las personas que trabajan. No voy a decir que gran parte de los sindicatos sean una cueva de sinvergüenzas y ladrones, porque sería falso, pero, o se ponen medidas drásticas por parte de los propios sindicatos y trabajadores (que son los principales interesados en que esto no ocurra), o vamos a tener un engendro que no tiene otra denominación que una perversión de lo que debería ser una representación obrera y sindical.
Yo fui trabajador antes de ser emprendedor y no quiero que me esté representando un sinvergüenza que utiliza las horas sindicales para ir a hacer la compra. Ese no es quien me tiene que representar. Yo quiero que me represente alguien trabajador y honesto, y que yo sepa que cuando va a sentarse delante de un empresario tenga la autoridad moral para poder decirle que algo no va bien y que las reclamaciones que se están haciendo son justas. Porque entonces, desde el otro lado se va a entender que un trabajador que ve que se atienden sus justas reclamaciones va a ser un trabajador implicado con la empresa y mucho más productivo.
Que existe un problema con la parte sindical que pone en peligro muchos proyectos empresariales, e incluso la viabilidad de un estado de bienestar, creo que es obvio.
¿Cree entonces que hay empresas que han desaparecido en España por ese tipo de acción sindical?
Sin duda. Y todos los que han desaparecido por la acción sindical han sido a manos de sindicalistas sin escrúpulos y sinvergüenzas. No hablo de sindicatos, sino de sindicalistas concretos. Porque cuando tú te sientas a hablar con un sindicalista y un sindicato digno de ese nombre, la negociación colectiva es un proceso muy constructivo. Pero tenemos un problema muy serio.
¿Qué se siente cuando tantas familias pueden sustentarse económicamente gracias a que pueden trabajar en una empresa que ha creado usted?
Una responsabilidad muy grande, pero realmente quienes construyen la empresa en el día a día son ellos. Si las empresas existen es por ellos, y todo lo demás es hacerse trampas al solitario.
Recuerdo la actitud ejemplar, no de uno, sino de muchísimos empleados que demostraron que iban a dar el todo por el todo por su empresa durante el confinamiento. Y, gracias a ellos, estamos donde estamos hoy en día. Ese comportamiento en aquellos momentos tan difíciles es algo para sentirse inmensamente orgulloso y agradecido.
¿Qué le parece que Amancio Ortega fuese acusado de “evasor fiscal” y de realizar una “campaña de publicidad” por la donación de diez equipos de protonterapia?
Me parece una ruindad y una tropelía que solo puede venir de boca de gente a la que no debería dársele la más mínima consideración para nada. Amancio Ortega es un señor de los pies a la cabeza. Hay muchas personas que están hoy vivas gracias a él y con eso está todo dicho.
¿Cree que hay alguna posibilidad de acabar con la economía sumergida de este país, que se estima ronda el 20%?
Sí, pero lo que haría falta es una profunda reforma de la estructura y de la clase política española, y una rebaja fiscal profesional que haga que muchos negocios no tengan que verse en la tesitura de cometer una irregularidad para poder dar de comer a sus familias a final de mes.
Tenemos un sistema fiscal absolutamente confiscatorio que tiene por finalidad última alimentar determinados grupos de votantes afines a un partido político u otro, y es la causa principal de que exista economía sumergida en España. Resolvamos el problema político (y su correlato fiscal) y la economía sumergida desaparecerá por sí sola.
¿No cree que pueda haber también un problema cultural o de educación?
Insisto en que es un problema político. Hemos hablado de que España tiene un acervo cultural de emprendimiento a lo largo de los siglos ejemplar. No es un problema de a pie, sino de moqueta. Interesa que exista.
Conozco bien el régimen cubano, algo menos el régimen venezolano aunque lo he visto de primera mano, y hay un punto de no retorno en el que los regímenes dan con la tecla por la cual crean una masa clientelar que tiene que sobrevivir a base de la miseria que le dan y que les garantiza unos votos para perpetuarse en el poder. Te lo saben vestir muy bien como una ‘revolución’ y esa serie de cosas caducas y antiguas que todos conocemos (o por lo menos deberíamos conocer), y además con una maestría tremenda a la hora de conseguir echarle la culpa al otro.
Cualquiera que lea los manuales de propaganda de algunos de los ministros del Tercer Reich verá que no existe ninguna diferencia con las prácticas castristas o bolivarianas.
¿Cuál es su relación actual con Herrero Brigantina y por qué?
El amplio grado de autonomía del Grupo, en cuanto a administración se refiere, obedece a la culminación de un trabajo bien hecho. Es como con los hijos: nacen, crecen, se les educa y llega un momento en el que deben volar solos. Actualmente soy el presidente del Consejo Asesor, pero la gestión diaria está encomendada a directivos altamente preparados, forjados en el ‘método brigantino’, que son quienes están llevando a cabo el desarrollo del Plan Estratégico ISF2030 que pretende llevar a la marca a un nuevo nivel a finales de la década.
¿Cuál es su función exactamente como presidente del Consejo Asesor?
Ejerzo como economista para dar la mejor visión estratégica al Grupo y facilitar información relevante y orientación profesional a sus administradores y directivos. Para ello, he creado el despacho profesional The Pembroke & Grosvenor Management, de filosofía liberal en la gestión de negocios y empresas, para el cual he podido contar con referentes nacionales e internacionales que ayudan a cumplir con la misión que un Consejo Asesor de Herrero Brigantina debe realizar en este complicado entorno.
¿Cómo va la sicav?
Soy presidente de su Consejo de Administración, que es un órgano formado por profesionales muy competentes y de gran experiencia. Ser un banquero privado en la actual coyuntura es todo un reto, pues soy consciente del grado de responsabilidad que implica gestionar los patrimonios de nuestros clientes dadas las difíciles circunstancias que se avecinan. Blacksmith Capital Sicav S.A. se está comportando muy bien en el cumplimiento de ese mandato y es una herramienta muy adecuada en estos tiempos.
¿Qué consejo daría a los inversores que actualmente no saben qué hacer en un momento de severas caídas en los mercados?
Lo primero es cabeza fría y sangre fría. Hay que ser conscientes del entorno en el que nos movemos: un entorno en el que se está luchando por defender, y una estrategia ganadora en este entorno es aquella que te permite minimizar las pérdidas que inevitablemente se van a tener.
En los próximos meses va a caer prácticamente todo. Hay sectores que no van a caer, pero tampoco están al alcance de un inversor medio. Me refiero a la industria armamentística (desgraciadamente), pero también a otros estratégicos como el agua, las tierras raras… y es difícil, por no decir imposible, poder invertir en esos sectores.
Entonces vuelvo a insistir en que la estrategia que toca ahora es salir a defender. Cuando haya pasado un año, habrá ganado quien haya perdido menos.
¿Qué opinión le merece el oro actualmente, que siempre ha sido un valor refugio?
Es cierto que el oro siempre ha sido un valor refugio, pero hay que tener en cuenta que también tiene sus fluctuaciones. Se puede perder con el oro a corto y a medio plazo, aunque a largo plazo va a ser muy difícil perder. Siendo un buen valor refugio, hay que tener en cuenta que no es el único.
Parece evidente que se avecinan unos meses muy duros a nivel económico para las familias españolas. ¿Qué podemos esperar en los próximos meses?
Es imposible hacer un vaticinio medianamente acertado, pero si tuviera que arriesgarme a pronosticar algo, hay una probabilidad muy elevada de que la situación, tanto política como económica, siga deteriorándose. El tema de Ucrania va para largo, y no tiene una buena solución porque nadie va a ganar. Quizá los líderes mundiales deberían sentarse y asumir una estrategia de minimización de pérdidas, porque cuanto más se estire esta situación, las pérdidas de todo tipo van a seguir aumentando.
¿Cuál es el premio que más ilusión le ha hecho recibir?
Todos me han hecho muchísima ilusión, pero si tuviera que destacar uno, porque hubo un antes y un después, fue el premio Cepyme a la transformación digital que en 2017 le otorgaron a Herrero Brigantina. Lo recibí de manos del expresidente Mariano Rajoy y para mí fue la constatación de que aquella alocada idea ya había cuajado y era un referente en muchos ámbitos.
Compartí ese premio con muchas personas sin las cuales hoy Herrero Brigantina no sería lo que es, y que muchas de ellas, por circunstancias personales y profesionales, no están ya embarcadas en el proyecto, pero a las que estoy inmensamente agradecido por su aportación y por haber podido compartir con ellos esa experiencia.
Un dicho popular de origen árabe dice que hay tres cosas que se deben hacer en la vida antes de morir: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. ¿Le queda algo de esto por hacer?
Pues no, ya he hecho las tres cosas. Lo que mejor me ha salido son los hijos; el árbol… bueno, ahí está, creciendo; y el libro es infumable. [Risas]
¿Cuál le gustaría que fuera su legado?
Recuerdo una entrevista que se hizo en su día al gran Gonzalo Torrente Ballester en la que le preguntaban cómo le gustaría ser recordado dentro de cien años y qué legado le gustaría dejar, y él respondió: “No se me va a recordar dentro de cien años, no hay legado que dejar”. Me ha quedado grabado en la memoria y voy a hacer mías sus palabras. Que se me recuerde como una persona que haya dejado un poquito más de felicidad que el daño que haya podido haber causado en mi paso por la Tierra.
¿Dónde se ve dentro de diez años a nivel profesional?
Me veo como el presidente que culminó la salida a bolsa del Grupo e hizo de Blacksmith Capital Sicav, y de los demás productos y vehículos de inversión fabricados por Herrero Brigantina, los valores más atractivos, premiados y de mayor utilidad del BME Growth para los ahorradores, habiendo cumplido con el proyecto estratégico ISF2030. Y, por supuesto, viendo al Valencia C.F. como ganador de una liga, copa o Champions League, manteniendo el logo de patrocinador principal en la categoría de Insurance Broker que actualmente tiene Herrero Brigantina.
Para finalizar, ya que usted cuenta con una gran formación, ¿qué opinión le merece el sistema educativo de nuestro país?
Tenemos un problema. Si es cierto que hay un talento desbordante en este país, hay una serie de cosas que se han ido perdiendo y que son preocupantes. La meritocracia es una. Creo que adolecen las generaciones más jóvenes de la cultura del esfuerzo y sacrificio, que dan por hechas muchas cosas que no deberían darse por hechas y que tienen unas aspiraciones y expectativas que la realidad les va a ir ubicando en un sitio que no esperan. Eso va a generar frustración.
Juan domina el tono y el lenguaje con una maestría envidiable. Evidencia una excelente formación que, junto con la experiencia que está curtiendo a los que llegamos al mercado laboral apenas estrenado el nuevo milenio –y que venimos padeciendo una crisis detrás de otra–, le han permitido con solo 43 años cumplir los retos profesionales que se había propuesto en sus inicios. Engrosa una lista de jóvenes líderes empresariales con sobrada formación y suficiente experiencia como para tomar las riendas de la realidad empresarial de nuestro país. El reemplazo está listo.
SUS FUNDAMENTALES:
Papel o digital: Papel.
Un libro: La rebelión de Atlas, de Ayn Rand.
Una película: El padrino.
Un actor: Robert Duvall.
Una actriz: Audrey Hepburn.
Una canción especial: El Rey, de Vicente Fernández.
Una comida especial: Un virrey al horno.
Un viaje especial: Mi primer viaje a Estados Unidos.
Uno por hacer: El krai de Altái.
Un deporte: La vela.
Un olor: A mar.
Un empresario: Don Emilio Botín.